Letra:Pedro Conde - Música:Pedro Conde
Hoy murió una flor, murió una niña, murió un ave. Hoy murió una flor, murió una niña, murió un ave. Y el colectivero sigue vendiendo boletos, y las financieras traficando con dinero. Somos avestruces que enterramos la cabeza sin pensar en después. Mientras que la muerte nos envuelve con su manto prendemos la tevé. Pero en un mañana que no veo muy lejano volarán gorriones y no cazas por el aire y las oficinas no tendrán oficinistas para transformarlos en robots con alma humana. Complicada paradoja cotidiana es este loco mundo al revés. Donde el aire enrarecido es el elixir que nos lleva hacia el no ser. No sé muy bien cómo va a ser pero yo creo que nuestra generación verá las flores crecer. Se acabaron aquellos ancianos que marcaban el camino que había que seguir hoy somos como ellos. Cada ser humano es un raro milagro que la ciencia nunca podrá igualar, somos nuestros dueños. Ciegos siempre, hoy podemos ver.
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